martes, 13 de julio de 2010

Iniesta de nuestras vidas



Cuando Andrés Iniesta marcaba el gol que vale una Copa del Mundo, Camacho lo celebraba con un "Iniesta de mi vida" que le salía del alma. Porque Andrés es ya el Iniesta de nuestras vidas, el que con su gol hizo justicia y le dio el título a la selección que más lo ha merecido en este Mundial. La mágica diestra del de Fuentealbilla acabó con una violenta Holanda, empeñada en traicionar el recuerdo de la Naranja Mecánica, y que ya veía en la lotería de los penaltis la tabla de salvación a un planteamiento de partido miserable. Pero a veces ganan los buenos y el domingo fue una de ellas.

Iker Casillas fue el otro gran protagonista de la final, el que con sus paradas mantuvo a España con posibilidades de victoria y el que, tras el pitido final, se echó a llorar como un niño con unas lágrimas que también eran las nuestras, las de todos los que habíamos soñado con ese momento. Casillas ha unido merecidamente su nombre a los de Beckenbauer, Passarella, Zoff, Maradona, Matthäus, Dunga, Deschamps, Cafú y Cannavaro, los capitanes que han levantado esta Copa del Mundo.

Aunque esta generación de futbolistas aún tiene que darnos muchas alegrías, Andrés Iniesta ya ha escrito su nombre con letras de oro en la historia del deporte. Con su gol ha situado a España en el reducido grupo de Brasil, Italia, Alemania, Argentina, Uruguay, Inglaterra y Francia, las anteriores campeonas del mundo. Y eso que escuchándole, con la humildad que le caracteriza, parece que no hubiese hecho nada. Tan pequeño y tan grande al mismo tiempo. Gracias, Don Andrés.

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